El poeta venezolano Rafael Cadenas obtuvo hoy en México el Premio de Literatura en Lenguas Romances 2009 que otorga
“Lúcido y vigilante, Cadenas no ha dudado en ir rompiendo con la forma, los géneros y los discursos más frecuentes dentro de la poesía moderna”, apuntó el jurado en su dictamen, anunciado en una rueda de prensa en la ciudad mexicana de Guadalajara, en el occidente del país.
El galardón, antes conocido como Premio Juan Rulfo y que este año llega a su décimo novena edición, está dotado con US$ 150.000 y reconoce a un autor por el conjunto de su obra en cualquier género literario.
Tras recibir la noticia del reconocimiento, Cadenas afirmó en un contacto telefónico con el lugar en que se celebró la rueda de prensa que tiene muchas cosas que agradecer a México, incluida la lectura de sus escritores y poetas, de los que dijo haber aprendido mucho.
“Lo que brota de mí es la palabra gracias”, manifestó.
Nacido en Barquisimeto (Venezuela) en 1930, el poeta vive actualmente en Caracas, ciudad a la que volvió en 1958 luego de haber sido desterrado a la isla de Trinidad en 1952 por su militancia comunista.
Formó parte del grupo Tabla Redonda en Venezuela, junto con Arnaldo Acosta Bello, Jesús Guédez, Ángel Eduardo Acevedo, Darlo Lancini, José Barroeta y Sanoja Hernández.
Cadenas es poeta, ensayista, traductor y autor de títulos como “Los cuadernos del destierro” (1960), “Falsas maniobras” (1966), “Intemperie” (1977) y “Gestiones” (1992).
Fue Premio Nacional de Literatura en su país en 1985 y Premio Internacional de Poesía Pérez Bonalde en 1992.
Según el jurado, el autor se ha definido como alguien que “escribe desde la normalidad con sentido de asombro”.
El jurado estuvo integrado por la periodista cultural y directora editorial del Museo Reina Sofía, María Luisa Blanco (España), el profesor de Literatura Hispana en
Por parte del país anfitrión participaron la profesora de Literatura y crítica cultural Lucía Melgar, el escritor Vicente Quirarte y la investigadora de la lengua española en
Entre los ganadores de las ediciones anteriores del Premio FIL se encuentran los mexicanos Sergio Pitol (1999), Carlos Monsiváis (2006) y Fernando del Paso (2007), los españoles Juan Marsé (1997), Juan Goytisolo (2004) y Tomás Segovia (2005), el argentino Juan Gelman (2000), el brasileño Rubem Fonseca (2003), el portugués António Lobo Antunes (2008) y el cubano Eliseo Diego (1993).
El Premio de Literatura en Lenguas Romances 2009 será entregado en
Vía EFE
http://www.noticias24.com/gente/noticia/4717/el-poeta-venezolano-rafael-cadenas-gana-el-premio-fil-de-literatura-2009/
POEMAS DE RAFAEL CADENAS
ARS POÉTICA
Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.
No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir
brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad.
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis
palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.
Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame
la impostura, restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.
MIRAR
Veo otra ruta, la ruta del instante, la ruta de la atención, despierta, incisiva, ¡sagitaria! Pico de víscera, diamante extremo, halcón, ruta relámpago, ruta de mil ojos, ruta de magnificencia, ruta de línea que va al sol, reflejo del rayo vigilancia, del rayo ahora, del rayo esto, ruta real con su legión de frutos vivos cuyo remate es ese lugar en todas partes y ninguna.
De Falsas maniobras (1966)
1
He quemado las fórmulas. Dejé de hacer exorcismos. Lejos, lejos queda el antiguo poder, mi legado. Hálito de fogata en mis narices, mi idioma desintegrado, la sombra todavía húmeda de un sortilegio. Como vena de agua en la oscuridad otra vida avanza. Todo el arrasamiento ha sido para desplazarme, para vivir en otra articulación.
2
Papeles del amanecer. Siempre hablan de la patria adoptiva, la que me ha dado. Hojas amontonadas como para una ceremonia. Sacrificio a un dios de ébano.
3
Esas escrituras invariables.
Siempre regreso al mismo idioma. Un cuero embrujado de animal.
Inatrapable, pero presente como la vida de un antepasado.
Tejido sobre el tejido, la lengua muerta del amor, fuego que me ha hecho
adicto a un culto insinuante.
4
El amanecer no me devuelve el amuleto perdido. Desde una playa un
anciano hace señales. Trato de regresar a los pozos, pero no sé el camino.
5
Entra mi sombra
Trae una serpiente, un búfalo, una mujer, una casa,
un muelle.
Intoxicación de cobres salvajes.
Avanza, avanza.
Droga.
Se apodera de lo que miro.
Va marcando aquí y allá, todo.
Luego huye para unirse a un animal.
Se pierde entre las hojas como un ave.
6
Memoria que sale a buscar cosas huidizas. Posesiones que pertenecen
menos a su dueño que al aire. Eso que un cofre de madera quiere proteger no
nació para las palabras. Sólo yo me empeño en quitárselo a los ojos.
¿Qué lengua traerá los tesoros sin tocarlos?
Al fondo un rey enfermo me ve partir.
Yo le entrego un estuche con un rubí ansioso.
7
Voy, abriéndome paso por entre la aspereza, al lugar donde está guardado
mi retrato futuro.
8
Un fuego remoto me sostiene. De su aura roja tomo mis préstamos.
Pasadizo hacia la incandescencia, no admites plazos.
9
Orgía vegetal.
Una mujer desnuda se acuesta bajo la lluvia.
Texturas donde una ausencia se mira.
Caverna olorosa, condúceme.
10
Légamos jamás recuperados.
De repente un roce. El universo de la piel. El hilo extraviado en el viaje.
Estoy bañado por lo que vive, por lo que muere.
Cada día es el primer día, cada noche la primera noche, y yo, yo también
soy el primer habitante.
De Memorial (1977)
Van de un sitio a otro midiendo, anotando, mordiendo aquí, más allá, llenos de baba de pasado, muecas, rótulos. Indician, señalan, dictan, corrigen, acosan. Ahí, dicen, está el culpable. Nuestros códigos amaestrados lo perseguirán ladrando día y noche. Ahí está, nuestros mastines olisquean el rastro sucio. Él es la mancha en nuestras baldosas. Agravia nuestra pureza. Por el mundo, siempre, con sus libros de cuentas, sus lápices perversos, sus esto sí esto no, sus autos de fe, sus pócimas vengativas, extendiendo un rojo metro sobre el cuerpo que la jauría va a perseguir.
Ahí está el que nos traicionó, dice. Escupamos, que ahí viene.
Espiémoslo como un solo ojo.
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Imagen tomada de: http://laliebrelibre.wordpress.com/2008/05/31/cadenas_entrevista/
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