miércoles, 22 de diciembre de 2010

Mi nombre no es Reinaldo Arenas, yo soy el mar

Ivette Marie Serrano*


“Al principio no había tomado en serio aquella idea.

Pero (estaba seguro de ello)

a todo el mundo podía ocurrírsele alguna vez,

no como solución,

sino como la consecución de un principio inefable:

ir siempre en contra de todo lo previsto”

Sobre los astros, Reinaldo Arenas (1943-1990)


Cuando este mundo perdió la presencia física de Reinaldo Arenas yo era muy niña para entender la gravedad de ese terrible acontecimiento. Hoy que constato la dura realidad de que hace veinte años una persona tan valiosa dejó de respirar, algo muy dentro de mi se entristece. Pero entonces encuentro consuelo en las palabras de Goethe (1747-1832), cuando dice que las personas que viven en nuestros corazones no dejan de existir. Y esto tiene mucho sentido, aun para los que no le conocimos y partimos del punto que nos ofrecen sus libros. Ciertamente, por medio del estudio de los textos arenianos, podemos adivinar un poco sobre su carácter, su personalidad y formas de pensar. Hasta podríamos llegar a entender gran parte de sus sufrimientos, porque aun hasta los que no somos cubanos podemos solidarizarnos con un perseguido que sólo quería ser libre: libre como el viento, libre como el mar. Curiosamente, Arenas es eso: es un mar de palabras, de sueños rotos y de genialidad. Como si fuese una broma del destino, su apellido es una parte integral de las imágenes que tenemos del mar: arena y mar parecen ir de la mano todo el tiempo. El mar ha sido para muchos poetas el mejor lugar para empezar el día, mientras que otros disfrutan de su orilla para recibir la noche. En su obra literaria, Reinaldo Arenas, completa este círculo que parece empezar con Celestino antes del alba (1967) y concluir con Antes que anochezca (1992).

El proceso de mi descubrimiento de la obra de Arenas es uno continuo, ya que aún en estos momentos en los cuales se le rinde tributo a su recuerdo en el aniversario de su muerte, descubro en sus obras matices de surrealismo, de los cuales es muy poco lo que he podido observar en las opiniones de los autores que han analizado su obra. Por eso hoy mi homenaje es: recordarlo, tratar de acompañarlo en su exploración del mar y re-valorar su obra.

Entonces, parada en la orilla del mar areniano percibo en Celestino antes del alba características que podemos apreciar en la poesía surrealista, como por ejemplo: la incongruencia y la manera coloquial cultivada por Louis Aragón (1987-1982), el llamado mal gusto exhibido por Benjamín Péret (1899-1959) la distancia entre dos términos tan utilizada por André Bretón (1896- 1966) y la movilidad visionaria empleada por Vicente Aleixandre (1898-1984). Del mismo modo, creo relevante recordar que en el 1967, estando en la Habana, Arenas, conoció a Jorge Camacho (1934- ), pintor cuya obra está dentro de la idea surrealista. Ambos artistas tuvieron lazos estrechos de amistad y colaboraron en proyectos mutuos. Del mismo modo, creo que debemos tener presente que Arenas no sólo fue muy amigo de Camacho, también vivió mucho tiempo con un pintor, por ello no debe sorprendernos en él la influencia del surrealismo por medio del arte pictórico.

Considero necesario mencionar que Hieronymus Bosch,“El Bosco” creó una pintura llamada El jardín de las delicias y que podría ser más que casualidad que Reinaldo Arenas tenga una novela llamada: El color del verano o el Nuevo “Jardín de las Delicias”. “El Bosco” (1450-1516), está considerado por críticos internacionales de arte y por algunos miembros de su movimiento como el primer artista que acogió esa tendencia, aunque su obra está enmarcada en el periodo del Renacimiento. Ambas obras, la de Arenas y la de Bosch, se caracterizan por tener escenas eróticas, llenas de lujuria, que utilizan la sexualidad como agente conectivo. Las producciones de estos dos autores se configuran como una representación de un nuevo paraíso que, en ambos casos, sirve para escapar del panorama de angustia y opresión. Por otro lado, la obra de Arenas se puede apreciar una fuga ante la represión del Estado contra los homosexuales.

La experiencia surrealista de Bretón y de otros autores franceses ligados a este movimiento de vanguardia, proponen que las palabras, en su pronunciación vertiginosa, dejan aflorar situaciones oníricas que después el espíritu reconoce como productos de emoción pura, como se aprecia en la obra de Alejandra Pjzarnik (1936-1972). Es por ello que encuentro inevitable notar las coincidencias entre Celestino antes del alba y algunas piezas surrealistas francesas, como por ejemplo: las obras de Roger Vitrac (1899-1952), Robert Desnos (1900-1945) y Georges Hugnet (1906-1974), en las que se asiste a la dramatización de los sueños. Es notorio también el estilo espontáneo e incluso clásico de algunas de estas obras en donde el delirio automático se enseñorea.

De esta forma, espero en un futuro no lejano ofrecer más evidencia de la naturaleza surrealista de los textos de Arenas y así poder demostrar que el surrealismo francés, por medio de las artes, dejó una huella en el Caribe hispánico más profunda de lo que pensábamos; qué no sólo son surrealistas Wilfredo Lam (1902-1982) y Jorge Camacho, por mencionar algunos.

En mi opinión las creaciones literarias de Arenas están pautadas conforme a módulos conceptuales precisos y el lenguaje manejado por el autor en su función metalingüística y en su capacidad de experimentación onírica cumple con sus roles de definición y de representación de la realidad anhelada que se acerca al surrealismo.


*Ivette Marie Serrano

Nació en Mayagüez, Puerto Rico en enero del ochenta y cuatro, pero se considera pepiniana, ya que toda su infancia y adolescencia vivió en el hermoso campo de San Sebastián de las Vegas del Pepino.

Posee un Bachillerato Magna Cum Laude, en Artes en Educación Secundaria, Español, de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto de Aguadilla. En dicha universidad, fundó de la Asociación de Escritores, Frecuencia Literaria, que a su vez obtuvo la Copa Tigre 2006, máximo galardón otorgado a las asociaciones estudiantiles. Además es directora y fundadora de la revista artístico-literaria, Púrpura. También fundó junto a la Profa. Ana Carmen Melón de Lausell, las memorias estudiantiles, conocidas como Trayectoria. Por su destacada labor en el campo de las humanidades fue reconocida por la Interamericana con la medalla Dr. Manuel Méndez Ballester.

Actualmente está finalizando sus estudios postgrado en literatura, especializándose en literatura puertorriqueña y del Caribe en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, en el Viejo San Juan.

Tomado de http://www.reneabella.com/

sábado, 4 de diciembre de 2010

FLOR/ESTA


César Seco


La rosa es sin por qué,

florece porque florece.

Rilke


qué

sino ese que se pasea a uno

y otro lado

de la cuerda


qué sino ese alguien

que se haya suspendido a una altura que no teme

y a un vacio

que desconoce


qué de aquello de que pende

su calibrado sosten

por otro que no existe afuera

qué de aquello que lo ciega _

espectativa de la multitud adocenada en el aplauso

o el rechazo


la luz de los focos no lo entienden

no alumbran su paso

en esa brevedad


incomprensible sigilo de la nada


el buey no ara el surco

el surco no ara al buey

no encuentra el surco

el buey/ no ara recto/

desmide la curva

de regreso

al surco/

el buey

no era

buey


qué de su nombre:

de lirio

su tono sónico delira


lo que estuvo está donde no sabe

no sabe dónde está cuando estuvo


lo que anduvo en sus pasos no es lo que ocupa su cabeza

lo que su cabeza ocupa no es lo que es


huido de sí

lo percibido no es más que sombra

y lo que sombra no es más que oído

y lo que oído no más que la voz del ángel

que le susurra su nombre

que no escucha


qué de esa verdad que no lo es

qué de su lengua de supurante baba

indómita saliva

lejano morador de lo oscuro

cegado por desconocida claridad


lo que ves es lo que no dices

y lo que dices no es lo que ves


preguntas que no puedes responder

porque lo preguntado no está

y lo dicho no es lo preguntado


pero esa es tu verdad que no lo es

y nadie refutará lo que no es


qué de sus miembros en desenfrenada carrera

qué de su ruego de sanguíneas percepciones

floresta: flor esta: flor que no ve pero se abre, ésta


qué del imposible nudo que se hace y se deshace

apretando sus muñones


lo evidente se ladea

cuerda desprovista que se tuerce

argolla de nada

de nada hoya su ensoñada vigilia

su vigilado sueño

en lo alto de caer precipitado

al silencio


la golpeada olla/ el tarro de los orines

ese grito que la pared no detiene

ni las heringas callan

en el instante de la ayuna sopa de detritus


qué de la camisa de contensión que lo viste convulsivo

asediado por barbituricos insectos que lamen su piel

empollando encarnecidos huevos

larvas de insomnio fugitivas

canción del asco que no siente

en lo alto/bajo de la cuerda

suspendida


edificio de ascensores bajando y subiendo sin pasajero alguno


los psiquiatras asesinan el alma alimentando el arcoiris con ajenas vidas

enajenadas para ellos en los semblantes de su hipocondria hipócrita


la orbita del abismo no es más que el ojo que te mira sin mirarte

como me miras tú con tus legañas de niño ajusticiado


el cuerdo para ver necesita distinguir entre dios y diablo

el loco no tiene diablo